España ha sufrido su ola de calor más intensa en al menos 75 años, según la agencia meteorológica nacional AEMET, que informó que el sofocante período de diez días del 8 al 17 de agosto batió récords que datan de 1950. El calor implacable, con temperaturas que superaron los 40°C en amplias zonas del país, creó condiciones de extrema sequedad que provocaron incendios desde Galicia hasta Andalucía. Las llamas avanzaron por colinas resecas, destruyendo viviendas, calcinando campos de cultivo y obligando a miles de personas a huir. En la región de Valencia, los bomberos combatieron muros de fuego bajo un calor asfixiante mientras los residentes agotados veían desaparecer en minutos olivares de décadas de antigüedad. “Se sentía como si el propio cielo estuviera ardiendo”, dijo un vecino evacuado durante la noche.

El coste humano sigue aumentando. Se han informado al menos varias muertes, muchas vinculadas a golpes de calor e inhalación de humo. Los hospitales también atendieron a cientos de personas que sufrían deshidratación y problemas respiratorios. AEMET describió el fenómeno como excepcional en duración e intensidad y advirtió que España está en primera línea de la crisis climática europea. Los científicos destacan que el calentamiento global está aumentando la probabilidad de extremos como este: desde 1970, la península ibérica se ha calentado aproximadamente al doble de la media mundial. El presidente Pedro Sánchez prometió fondos de emergencia y apoyo de la UE para la recuperación, pero reconoció que España debe prepararse para un futuro en el que veranos como este puedan convertirse en la norma. Mientras los bomberos continúan combatiendo los incendios, muchos españoles se preguntan cuánto podrá resistir el país los costes crecientes de un clima más cálido y seco.